Publisher's Synopsis
Argentina fue, de entre todos los países de Iberoamérica el que mantuvo hasta el último mes de la guerra en Europa, una postura más clara de neutralidad. Su negativa a adherirse al "Acta de Chapultepec", impuesta por los Estados Unidos con la excusa de la "solidaridad continental", le permitió mantener una actitud equidistante a pesar de la importancia de la comunidad judía en Buenos Aires, de los acuerdos comerciales con el Reino Unido y de la actitud de la mayor parte de las fuerzas armadas y de un amplios sector de la población, favorable al Tercer Reich.
Cuando sucedía todo eso, el nacionalismo argentino ya había atravesado una serie de mutaciones que le llevaron de la adaptación de las doctrinas de Charles Maurras a la realidad nacional argentina a finales de la segunda década del siglo XX, a la aparición de corrientes fascistizantes en la tercera y, finalmente, en los años inmediatamente anteriores al estallido de la Segunda Guerra Mundial a movimientos que pueden calificarse como propiamente fascistas.
La aparición del peronismo y el desenlace del conflicto generaron nuevas condiciones en Argentina que se prolongarían hasta finales de los años 70. Nacionalismo, neofascismo y peronismo, siguieron estando presentes en aquellos años, pero sufrieron nuevas y radicales mutaciones. Tal es el recorrido que vamos a realizar en este volumen y en el siguiente de la Revista de Historia del Fascismo.