Publisher's Synopsis
ANTES DE CERRAR EL LIBROCuando yo era niño, tenía una pequeña biblioteca en mi habitación.Me gustaba volver a abrir los libros, volver a leer los cuentos, uno que otro poema. En la escuela pedía a la señora Emilia, o a la señora Elvira la repetición de una poesía.Repetir los versos, las palabras, era reencontrar los sonidos, las emociones, los pensamientos.Esas dos maestras, mis lectoras, me impactaban: ¡cómo una leía distinto a la otra! Esta tenía una voz nerviosa, eléctrica, y las palabras salían a borbotones. Aquella poseía la poesía de una voz calmada, y los versos salían de manera contínua, sin interrupciones. Una era el agua brava, la otra el agua mansa. El poema no era el poema del papel sino de las voces distintas. Pedía también a mis compañeros de clase, a los vecinos, a mis padres, con un deseo siempre renovado de sentir el sabor de una repetición desigual. Si había gente con problemas de lectura, esa era también obligada a leerme, pues me importaba más el sentimiento que el sentido.Más tarde, ya en el liceo, descubrí una frase de un poeta llamado Horacio, así mismito, sin apellido, la cual explicó mi comportamiento: "las cosas, repetidas a pedido, gustan".Al acabar de leer "Más feliz que una lombriz", volví a retomar las relecturas, las mías y las de mis amigas y amigos. Me hizo feliz la existencia de palabras inexistentes, pues no están en el diccionario, el poeta las inventó. Me gustaron también las cosas mínimas, como la casa de la lombriz, una casa piedra o piedra casa, en la cual vive feliz, pues más importante era tener un hogar, una residencia con amor.Blablablando, el poeta Carlos Ildemar nos lleva de verso en verso a las aventuras y sentires de un gusano de tierra, pues luchas, percepciones, tropiezos (¿con cuáles patas?) y, sobre todo, alegrías tendrá, tiene, como se puede ver, al releer esos poemas.Lo mejor de esa lombriz es no querer ser ejemplo de nada. Ella tiene su existencia en la poesía y se divierte sin pretender enseñar a nadie. Ella es feliz y en cada aventura-poema sabemos el cómo y el porqué.Esa lombriz, por lo tanto es mucho mejor que este Luiz, quien pretendió escribirles sobre la alegría de la relectura.Luiz Carlos Neves