Publisher's Synopsis
Este libro trata de una antigua verdad que, en su mayor parte, el hombre se ha cegado a ella. El secreto se encuentra, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento y tiene que ver con las mayores bendiciones en la vida, que pueden ser atraídas o rechazadas por nosotros. Las bendiciones de Dios están disponibles para todos aquellos que saben cómo atraer el poder de la gracia sobre ellos. Por desgracia, como Dios no hace acepción de personas, van a ser rechazadas o repelidas por aquellos que no quieren tomarlas. Sabemos acerca de las leyes naturales como la gravedad, o la ley de la sustentación, pero no sabemos mucho acerca de las leyes del Espíritu. Estas también funcionan independientemente, así las creemos o no, o si las entendemos o no, al igual que las leyes terrenales. Me gusta llamar a las leyes del espíritu, la tecnología del alma. Esta tecnología es algo que tenemos que abrazar porque nos ayudará a hacer y a vivir mucho mejor. Ya que tenemos una sola vida, debemos mantenernos siempre en un modo de aprendizaje y crecimiento. Como un estudiante de por vida, continúe alimentando su espíritu y su alma. Después de la educación formal, usted deberá seguir aprendiendo y creciendo de la gente que conoce, de los libros que lee, y de los profesores que acoge en su vida. La verdad oculta y la premisa de este libro es que "Dios resiste a los soberbios, pero da gracia a los humildes" (Santiago 4:6). Si no desea que Dios pelee contra usted y que su gracia sea repelida de su vida, entonces asegúrese de que no haya ni una gota, ni siquiera algo de olor de orgullo en su vida, porque va a mantener a Dios y a su gracia alejados de usted. Para el que se humilla a si mismo, la gracia que brinda cada bendición será atraída a usted y la encontrará a donde quiera que vaya. Déjenme que les cuente una historia real, que mejorará y les dará una idea de cuán desesperadamente necesitamos esta tecnología del alma en nuestras vidas. Una noche tuve el privilegio de estar en la tutoría de un pequeño grupo de hombres en mi iglesia, donde los jóvenes y los no tan jóvenes, se reúnen para aprender de la Palabra de Dios y de los demás, cómo disipar las mentiras que los hombres creen. Cada hombre compartía sus pensamientos sobre sus padres o la falta de ellos. Un joven en particular, compartió cómo su padre nunca había participado en su vida de ninguna manera. Sus padres no vivían juntos y no tenían suficiente tiempo para él. El joven compartió su experiencia de cómo a los doce años fue a visitar a su padre por primera vez. Cuando llegó, le preguntó a su padre: "Por qué has estado ausente para mí todos estos años?" Inmediatamente su padre lo empujó por el pecho y le dijo: "Deja de ser tan sensible! Cuando el niño siguió presionándolo, el padre le dio una cachetada y le dijo: "Deja de preguntarme sobre el pasado, me está viendo ahora, debería estar feliz!" El niño y su padre tuvieron una fuerte discusión, y el pequeño, confundido y frustrado, regresó en un avión a su casa. Mientras el joven contaba su historia, su corazón se rompía y con una gran desesperación decía: "¿Cómo puede alguien realmente amarme cuando mi propio padre me rechazó?" Al escribir esto, mi corazón se quebranta por este joven cuyo padre que no se humilló a sí mismo por su hijo, quien le necesitaba tan críticamente en ese momento. Ahora, sé que esta historia podría no ser la única, pero demuestra que, hoy en día, sin el poder oculto de la humildad, seguirán sucediendo historias como ésta. Porqué muchos matrimonios terminan en divorcio cuando ninguno de los conjugues se humilla por el bien del matrimonio y de su futuro? Ellos prefieren mantenerse en su orgullo y cosechar las recompensas del rechazo, la desilusión, y la decepción. Yo creo que la mayoría de las relaciones y conflictos familiares pueden ser sanados cuando por lo menos uno, se hace inferior, bajando la cabeza, humillándose a sí mismo, para
