Publisher's Synopsis
En este libro, donde ningún poema es regular, para mi gusto al menos (todos son de alto estándar), Lídice invoca, por instantes, al miedo, a la flor del vacío, a las sombras del subconsciente, a la imposibilidad del retorno hacia los lugares amables, a la vida diseca... En otras ocasiones se percibe como una loba milenaria aullando paz; o esfumándose, instantánea, gratuitamente; o titubeando ante la presunción de que no le será dado alcanzar el paraíso poético. Hay desgarro sin duda a manos llenas, hay destilaciones agridulces, desconsuelo, ironía dolorosa, hay aullido escapado del arrobo... Pero al final todo ello conforma el carácter anecdótico de la obra, que es lo que menos cuenta para un género cuyos valores no es aconsejable (ni siquiera posible) definir por sus temáticas, en tanto empieza y termina como manifestación de la belleza o la emoción estética a través de las palabras, o aún más, mediante el hilo de subjetividad que puedan ir tendiendo las palabras.
De modo que los estados del ánimo de la autora no constituyen en absoluto la nota descollante en "Lugares amables". Son apenas nuevos complementos de un corpus expresivo que lejos de regodearse en el pesimismo y el desaliento a todo trance, ha sentado sus pautas en la representación de una muy personal vitalidad humanista. Lo sustancial que muestra el poemario es el ingenio de Lídice para demostrar la certeza de lo incomunicable como surtidor del crecimiento y la renovación poética.
No fortuitamente las piezas tristes y hasta las que destilan una relativa aflicción, lejos de contradecir, corroboran el perfil elegante a la vez que apasionado y soñador de la poeta. Sin que importe en lo más mínimo de lo que traten, todos los poemas de este conjunto se patentizan frescos, delicados y aromáticos como pomarrosas en el amanecer. No nos queda sino celebrar la aparición del libro. Y aguardar, expectantes, por futuros movimientos en las capas tectónicas de Lídice Megla.
José Hugo Fernández, marzo 30 de 2023.