Publisher's Synopsis
Los niños son como los árboles, si sacan malas inclinaciones, si se tuercen, el deber de los padres y maestros es ponerlos derechos, que las almas infantiles y los árboles pequeños se corrigen al principio, pero luego no hay fuerza humana que los pueda enmendar. ¿Me has comprendido, Rafael? -Sí, padrino, contestó el muchacho, y te prometo que no encontrarás cuando vuelvas ningún árbol torcido en mi jardín...