Publisher's Synopsis
La lectura de Las Bocas De La Noche es un ejercicio que se agradece. Se trata de un cuaderno de relatos cortos, bien dosificados y en los que se aprecia el manejo acertado del discurso literario, sin construcciones forzadas, en un tono y ritmo adecuados que permiten la degustación de un tirón sin que nos sobrevengan el cansancio o el aburrimiento. Un texto sin estridencias que, sin embargo, nos golpea por momentos con sutileza. A veces emulando el acompasado tañer de las campanas nos deja ir para luego atraparnos otra vez en una suerte de juego en el que somos simples observadores o parte de la trama.
El ambiente denso de sus fabulaciones invita al cuestionamiento. ¿Qué es la noche en este libro? ¿A quién amenazan las bocas? ¿Está alguien a salvo de la decadencia o es inherente a la sobrevida?
Yuraima juega con los instintos, cuestiona la naturaleza humana. Cada historia es una deconstrucción de algo sagrado. Existe en los cuentos la idea común del hombre estigmatizado por sus decisiones, juguete del destino condenado a pagar culpas propias o ajenas. Esa infelicidad es poética y está tratada con fino tacto en los relatos. Son historias que sorprenden. La madurez de Trujillo Concepción se advierte en sus historias y más aún en sus preocupaciones y cuestionamientos. Desde cuentos sustantivos como El viejo hasta aproximaciones filosóficas como A bordo del SS Weser uno percibe oficio. Yuraima juega con los límites; emula una conversación y no se arriesga en la formulación de conclusiones. Por eso Las Bocas De La Noche nos remite a una plática, una entrevista si se quiere; el lector tiene la sensación de ser interrogado. Es responsable de terminar las historias, se implica en los juicios y es quizás un poco víctima del pacto ficcional. El resultado es placentero y un tanto sobrecogedor cuando se mira a distancia.
Imágenes que cautivan las de este libro de relatos. A veces cerradas a veces abiertas, Las bocas de la noche también pueden ser fauces. Pueden dejar un beso y una mordida en el lector que se acerca a sus páginas. Por momentos uno tiene la sensación de que la autora ha perdido el rumbo y luego, a veces a través de un atajo, retoma el hilo. No obstante, Las bocas de la noche no es un libro derrotista. Una victoria otra aflora en las páginas del libro y es la victoria del movimiento. El flujo inevitable de las cosas. Es el hijo alimentándose de la sangre materna, las esposas que se cierran alrededor de las muñecas de la asesina, el cigarrillo que se consume inevitablemente más allá de la muerte o la esperanza del olor a yerba que regresará.
La noche puede tener muchas bocas sería pretensioso intentar someterlas a todas. Pero estas que nos propone Yuraima Trujillo saben decir muy bien y en mi opinión vale la pena escucharlas con detenimiento. Reinier del Pino Cejas