Publisher's Synopsis
Ese poder transfigurador de la imaginación mediante el que Lídice Megla extrae poesía de las cosas más fútiles, es prueba de una gracia providencial. También conforma un perfil que delata sus raíces. Patrimonio del gran pájaro cantor de los campos de Cuba, cuyos trinos sintetizan la expresión de un arte que su madre aportó al citoplasma. Pues ya sabemos que es en la hembra donde se origina la virtuosa polifonía del sinsonte macho... Al establecer los emblemas que representan al pájaro solitario, san Juan de la Cruz debió esbozar también de algún modo los senderos por los que Lídice Megla iba a orientar siglos después el vuelo que la llevaría desde Camajuaní hasta Nanaimo. Un recorrido liberador sin duda, pero a través del cual debió ir regando en el camino las migas que no le permitieran perder de vista sus orígenes. El pájaro solitario -dispuso aquel santo poeta- pondrá el pico en la tierra para cantar suavemente mientras asciende a lo más alto. José Hugo Fernández.