Publisher's Synopsis
LA MURCIA DESTRUIDA. GUIA MONUMENTAL FOTOGRAFICA
Un paseo guiado durante 561 páginas por la Murcia que fue y ya no es, con cientos y cientos de imágenes, muchas inéditas, y decenas de edificios desconocidos.
Imágenes explicadas de más de 200 palacios, mansiones, conventos e iglesias y otros monumentos destruidos, de una Murcia que ya no existe. Un recorrido y descripción minuciosa barrio a barrio y calle a calle. Imágenes e informaciones, muchas de las cuales no han sido vistas ni leídas por nadie o casi nadie vivo. Antiguas imágenes lo que se perdió y ya no se puede ver en la realidad. Documentación que debiera ser conocida al menos por todos los murcianos para su disfrute, para su toma de conciencia y para impedir que siga derribándose el escaso patrimonio que se conserva.
A diferencia de la mayoría de ciudades españolas y de otros países europeos, no existe en Murcia un casco antiguo preservado como tal, sino que todo lo "nuevo" se ha ido construyendo sobre lo viejo. Y esta es la tragedia de nuestra ciudad, donde al menos el noventa por ciento de las bellezas histórico-artísticas que existieron fueron destruidas, sobre todo en el siglo XX entre 1930 y 1982, pero singularmente en torno a los años 70, casi en la época de la transición política. Y siguen siendo destruidas. Es indiferente que figurasen en guías monumentales, en inventarios nacionales del patrimonio arquitectónico de interés, que hubieran sido alabados por personajes insignes, que fuesen declaradas monumentos históricos artísticos, que figuren en catálogos de protección. Nada se opuso ni se opone a los afanes destructores, esencialmente económicos.
Ello lo achaco especialmente a la ignorancia, al déficit cultural, a la falta de sensibilidad histórico artística que ha sufrido la mayor parte de políticos, especuladores y el resto de la población hasta el siglo XXI, y que sigue abundando hoy en día, junto con la resignación silenciosa de casi todos. Ni tan siquiera lo legalmente protegido se respeta. Si mañana una nueva norma dice que la catedral de Murcia se puede demoler, por ejemplo, puñados de empresas pujarán por el derribo y se destruirá sin problemas. En mi Edad, en pleno siglo XXI, todavía escucho en conversaciones privadas, que habría que derribar lo viejo, que no vale la pena restaurar. Y esa ha sido esencialmente la filosofía que ha propiciado la destrucción de casi todo el patrimonio murciano, y que persiste hoy en día. Algunos ganaron muchísimo dinero derribando, pero todos perdemos, incluso también mucho dinero, por lo que ya no existe. Murcia pudiera haber tenido un precioso casco antiguo monumental, fuente de deleite y de riqueza, pero apenas si tiene una exigua ruta turística, de pequeñas salpicaduras discontinuas, que probablemente hace que nuestra ciudad esté a la cola de los destinos turísticos de España.
Las clases populares y medias residían durante siglos y hasta hace pocas décadas en casas de padres, abuelos y bisabuelos. Los pudientes, descendientes de los dueños de palacios nobles, fueron menguando sus patrimonios nobiliarios con el final de la institución del mayorazgo y división por herencias en el siglo XIX. Y cuando no reformaban los palacios por dentro y fuera a la moda de cada siglo, se mudaban a la capital del reino o a pisos nuevos, desprendiéndose de sus viejas mansiones, vendiéndolas a especuladores, hasta el abandono y demolición final.
Si los antiguos palacios y edificios monumentales de Murcia hubieran estado limpios, pintados y restaurados como a menudo se hace hoy en día, si se hubieran difundido imágenes de sus bellos y ricos interiores, tal vez les hubiera dado vergüenza derribarlos.