Publisher's Synopsis
Frontera azul, esa franja de agua que hay entre Cuba y la Florida es un "cementerio marino", y no en el sentido poético de Valéry. Podría decirse que es una novela de balseros, pero decir eso sería reduccionista. Es una novela, eso sí, de nostalgia. Una cura contra la nostalgia de un exiliado que vuelve así a los paisajes y a las personas que dejó. Los paisajes quedan, pero los personajes participan en esa huida que es, también, una metáfora de la del autor. Una huida llena de desgarros. Una metáfora del exilio. Del comienzo del exilio. Del modo en que el exilio entra en el ser y lo arrasa para... transformarlo. Aunque la novela pretende ir más allá del simple "viaje" también hay una explicación, hay una memoria y hay una representación del porqué, y ésa es quizá la razón última de todo.
Todo apuntalado con un trasfondo (o con un paralelo) literario casi tópico: "El viejo y el mar", para ilustrar la idea de una lucha que puede librarse por razones, momentos y circunstancias diferentes. Porque al final la pulsión existencial del viejo Santiago hemingwayano y la asfixia de estos personajes, es la misma.
El ambiente onírico de gran parte de la historia plantea el modo, el aspecto, la consecuencia de una situación extrema. Hay un momento en el que la realidad (esa realidad de la obra) pasa a través de un tamiz deformado por el cansancio, la desesperación y el miedo. Se trata, a fin de cuentas, de cuatro amigos, dos parejas amigas (dos chicas y dos chicos), devenidos en náufragos, que están llegando al final de algo: del viaje o de la vida.