Publisher's Synopsis
Condado de Durham, Inglaterra. Ano 1826.
Dugan Craig es un joven timido e idealista. Vive en un castillo aislado a la vera de la ruta donde habita gente extrana: tienen poca vida social, no asisten a la iglesia y hacen trabajar a las mujeres. Es un McKay, y este apellido es mala palabra en la casa de la vicaria.
La hija del vicario y su amiga, Rachel Stewart, destaca por su actitud bondadosa, su capacidad para socializar y su admiracion por los escritores del romanticismo. Ha recibido una educacion rigida, por lo que no confesaria a cualquiera cuanto pueden en ella las palabras y gestos sentimentales.
Dugan la admira en secreto desde hace tiempo, pero su timidez y su pobre concepto de si mismo le impiden creer que Rachel pueda corresponderle. Para empeorar la situacion, ella se ha enamorado de un hombre rico que se muestra melancolico y apasionado.
Cuando Rachel comente a Dugan sus sentimientos, el joven los aceptara y se retirara herido, aunque no podra olvidarla. Las cartas estan echadas y son muy malas para ambos, al punto en que pueden perderlo todo.
Que fuegos se ocultan bajo la calma apariencia de Dugan Craig? Son todas las palabras igualmente sinceras? Y si Rachel mirase mas profundo, que descubriria?
En la segunda entrega de esta serie de novelas cortas, Dorothy McCougney nos invita a recorrer de su mano un romance con una ironia sutil, que busca lanzar preguntas sobre el poder y el valor de las palabras.
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Algunas citas del libro:
En cuanto a mis regalos, los recibia por ser simpatica conmigo. A pesar de ello, yo albergaba la esperanza de que mi mensaje actuara como una especie de oracion, como esas plegarias que se elevan a Dios, que parecen servir, aunque nadie las escuche; solo porque han sido dichas con el corazon, solo por existir.
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-No siempre se dice la verdad sobre las personas, senorita Stewart. A veces lo que los demas piensan de nosotros no es mas que un juicio superficial, construido con leyendas, imaginaciones y chismes.
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-Ve el efecto que causa en mi? Hace que, aun en mi inquietud, piense que todo vale la pena. Al estar a su lado no puedo evitar recordar a Keats: "Despierto por siempre en una dulce inquietud, silencioso, silencioso para escuchar su tierno respirar, y asi vivir por siempre o si no desvanecerme en la muerte."
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-No lo puedo creer. Estas enojado... quizas celoso... Te lo conte porque confio en ti. No debes estar celoso. -Se aproximo y movio su cabeza para que nuestras miradas se encontraran-. Siempre seras como un hermano para mi. Creo que la estupefaccion se me habra notado en el gesto de las cejas. -Un hermano?.
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-Bueno, ya sabes, Craig, como funciona esto del mercado del matrimonio. Algunos hombres son mas deseables, como mi hermano, que de tonto no tiene un pelo y de rico mucho; y otros no lo somos tanto, como tu o como yo, que tenemos buenos valores morales pero escasos en propiedades -dijo, senalando a nuestros respectivos pechos.
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-Te das cuenta de que no es justo?, o es que a esta edad todavia debo decirtelo? Te creeras aquella historia de que cada cual tiene lo que merece?.
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El chisme debia combatirse con chisme, hasta que todo quedase hecho un solo embrollo donde no se pudiera distinguir lo falso de lo cierto.
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Me carcomia la conciencia pensar en el. Cuando lo hacia, las horas rodaban como si fuesen cubos: en un levantar, empujar y caer de recuerdos.
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La rabia de Dugan era una rabia de temer, puesto que nunca se la habia visto, y, tal como pasa con los fantasmas, uno les teme porque no sabe que se puede esperar de ellos, aunque tengan apariencia de flacos y translucidos.