Publisher's Synopsis
Un antiguo catecismo nos fue recomendado para reeditarlo, nos lo presentó un superior religioso afirmando que era una joya a pesar de que a simple vista pareciera obsoleto, su lectura nos pareció fascinante: ¡Qué gran bien puede hacer este libro por las almas!. Lo entregamos a uno de nuestros asesores eclesiásticos y su respuesta, junto con oportunas aclaraciones, fue de encomios por el contenido, ciertamente básico, pero a veces olvidado con respecto a la vida consagrada.
Este catecismo, a pesar de sus más de cien años de publicación, sigue siendo un referente para conocer los pormenores de la vida religiosa, no puedo contar el número de religiosos, en especial formadores, que han agradecido la luz que dan estas sencillas páginas. Pero debemos tener en cuenta algo muy importante, entre su publicación original y nuestros días han ocurrido importantes eventos en el ámbito eclesial como la promulgación del Código de Derecho Canónico en 1917 y 1982, pero especialmente el Concilio Vaticano II y la crisis vocacional que le siguió, también la profunda revisión de las constituciones de los institutos de vida religiosa y los textos emanados de la Santa Sede respecto a los consagrados... realmente esto pareciera apabullante frente a un pequeño tratado de preguntas y respuestas.
El "librito" fue destinado especialmente para "religiosas", pero en esta edición se ha tratado de ser más incluyente, adaptando el texto también para los "religiosos", esto ha sido una petición que se nos había hecho cuando se decidió publicarlo.
Revisar todo este catecismo a la luz del nuevo derecho sería rehacerlo nuevamente, por lo que solamente nos hemos contentado con hacer oportunas aclaraciones en donde parece necesario, incluir notas aclaratorias y añadir referencias necesarias, esto es indispensable para evitar confusión.
Esperamos que contribuya a la formación de nuevas vocaciones y aliente a la generosidad de muchas almas llamadas al servicio divino, también como útil herramienta de formación e información para quienes deseen conocer los pormenores de la Vida Religiosa, la porción que el Señor Jesús ha tomado como suya en su Sagrado Corazón.
Todos, un día u otro, llegamos a formularnos esta pregunta capital y decisiva: ¿De dónde vengo y adónde voy? ¿Por cuál camino? ¿Quién me creó? ¿Cómo y por qué? La sublime sencillez del catecismo resuelve estas preguntas. Dios es quien me ha creado, quien me hizo a su imagen y semejanza y quien me conserva con su Providencia. Vivo en la tierra para conocerle, amarle y servirle, y para, de este modo, llegar a poseerlo eternamente en el Cielo. ¡Dios, principio y fin de toda criatura! ¡Dios, mi principio y mi fin! He aquí encerrada toda la religión en tan breves palabras.
Dios no se contentó con crearnos, ni con señalarnos el fin al que debemos tender, sino que envió a su Verbo para enseñarnos el camino que es preciso seguir para llegar al Cielo. El primero de todos camina El, que es quien echó los cimientos, al decir: "Quien quiera ser mi discípulo, renúnciese a sí mismo, tome su cruz y sígame." (Mat., 16, 24.)