Publisher's Synopsis
El cariz infantil de La Pandilla Frutera es engañoso. Sus cuentos evocan los arquetipos de Jung: circuitos psíquicos inconscientes, autónomos y colectivos (comunes a la especie) que predeterminan el pensar, el sentir y la intuición de la conciencia Sapiens. Cada cuento reconduce a la experiencia personal (el sarcasmo autoinfligido le quita hierro al asunto) hacia una categoría que la abarca: la experiencia de la especie; punto de encuentro con un lector que descubrirá patrones en esos avatares antes sólo suyos, pero ahora, y desde siempre, nuestros.
La Pandilla Frutera es un acto fundacional, también al alcance del lector. Esa misma conciencia Sapiens, que sometida a dichos circuitos o no podía crear o tan solo se expresaba, desarticula el régimen inconsciente hasta entonces imperante, y, usándolo como materia prima, lo rearticula hasta crear con él algo que aspira a tener vida propia, a sostenerse en pie con la sola ayuda, no de la teoría que evoca, sino de aquello que cuenta y de cómo lo cuenta: la emancipación de un yugo arquetípico y su reclusión en el papel. Escribiendo ficción los Sapiens conocemos la libertad, así solo sea mientras dure el proceso creativo. Y nos reinventamos, efecto que trasciende esas fronteras. Pero la conocemos mintiendo. Porque toda ficción, si quiere vivir y dar vida, ha de ser un engaño verosímil. Debe cumplir una única ley, ajena a predeterminaciones de cualquier naturaleza, incluso arquetípicas: convencer al lector de que las cosas sucedieron tal cual las lee, o en castigo sufrir sus bostezos. Escribir ficción y (su máximo logro) mentir bien: versión mundana del Proceso de Individuación. Juan Brambilla Vega (Lima, 1969) vive en Madrid, es psicoterapeuta junguiano, editor de Editorial Traducciones Junguianas, escritor y creador de Cambiar Escribiendo, método de escritura terapéutica que emplea la sombra como materia prima de creación literaria y de transformación personal.