Publisher's Synopsis
Sarita Kenedy East fue una multimillonaria texana, dueña de una inmensa fortuna acrecentada por sus pozos de petróleo, yacimientos de gas natural, crianza de rico ganado fina raza y del gigantesco rancho "La Parra", entre otras grandes propiedades, en el sur de Estados Unidos. Pese a toda su riqueza personal, Sarita se debatía entre la depresión y la desesperanza. Repitió muchas veces sentirse como una "vaca vieja enredada entre alambres de púas, bufando para espantar la bandada de buitres que la rodeaban para devorársela viva".
La desolada mujer sólo encontraba consuelo en el alcohol y en la iglesia católica al ser una ferviente devota. Esta religiosidad la llevaba a contribuir generosamente con las obras de caridad de las Congregaciones María Inmaculada, de la Orden Franciscana y de la Diócesis de Corpus Christi, en Texas. Por el volumen de sus donaciones económicas recibió en el año 1952, la medalla Pro Ecclesia et Pontifice, otorgada por el propio Papa Pío XII, en reconocimiento a sus generosas erogaciones. En esos años, la Orden Trapense precisaba de dinero para absorber la gran cantidad de vocaciones religiosas que llamaban a sus puertas. El abad Edmund Futterer encomendó al Hermano Leo Norton Gregory la labor de recaudador. Esto le permitió conocer a Sarita, quien comenzó a contribuir generosamente con la orden monástica cisterciense. Leo al conocer el drama de la rica terrateniente, le dedicó una especial atención religiosa, descubriendo que entre más se alejaba de esa cincuentena de parientes lejanos, los Turcottes, su ánimo mejoraba y disminuía su interés por el whisky. Así, Sarita visitó Latinoamérica en cuatro oportunidades, reencontrándose con esos deseos de vivir, con nuevos y buenos amigos y un terreno fértil para continuar con sus obras de caridad que tan feliz la hacían ya que lo sentía como un mandato divino por la fortuna que poseía. Con el interés de preservar ese rico legado económico y evitar que su fortuna se desperdigara entre la cincuentena de parientes, más amigos de la algarabía que del trabajo, decidió fundar la "John G. y María Stella Kenedy Memorial Foundation" con la ayuda del Hermano Leo. La institución filantrópica sería la encargada de administrar cada uno de sus ricos negocios y las utilidades debían implementar planes de combate a la pobreza a través de mejores estándares de educación y planes de salud en Chile, Argentina y Latinoamérica. Tras la muerte de Sarita en 1961, los Turcotte, cuestionaron la legitimidad de la fundación, argumentando que el Hermano Leo había ejercido "influencia indebida" sobre la benefactora. Se negaban a verse desheredados. Además, el obispo de Corpus Christi, Mariano Garriga, consideró que por ser el superior directo de los Trapenses de Spencer, esa fundación era una Causa Pía (piadosa). Y, por ende, se sentía el legítimo administrador de toda esa fortuna. Este conflicto de intereses derivó en duros y complejos litigios, donde incluso el Hermano Leo fue acusado de "Rasputín", "Enamorador de ancianas adineradas" y de "Mantener una relación meretriz con Sarita", provocando escándalos en toda la comunidad religiosa texana, golpeando, incluso, las puertas del Vaticano. El caso adquirió dimensiones políticas, judiciales y religiosas, con duros enfrentamientos, tanto por parte de la familia como de sectores eclesiásticos, que finalmente conllevaron al aislamiento del Hermano Leo en Canadá, Estados Unidos y Chile, en el interés de impedirle participar en la defensa legal de la fundación... hasta que éste decidió revelarse contra el duro sistema que le impedía defender los deseos de Sarita Kenedy East.
