Publisher's Synopsis
&«La pistola que mató a mi abuelo es la misma arma que destrozó la vida de mi padre»
Paul Auster, como la mayorìa de los niños estadounidenses, creció jugando con pistolas de juguete e imitando a los vaqueros de las pelìculas del Oeste. Pero también aprendió que las familias pueden quedar destrozadas como consecuencia de la violencia: su abuela disparó y mató a su abuelo cuando su padre tenìa solo seis años, algo que afectó a la vida de toda la familia durante décadas.
Ningún tema divide más a los estadounidenses que el debate sobre las armas y, cada dìa, más de cien personas mueren a causa de ellas. Estas cifras se alejan tanto de lo que sucede en otros paìses que solo cabe preguntarse por qué. &«¿Por qué es tan diferente Estados Unidos y qué nos convierte en el paìs más violento del mundo occidental?», escribe Auster.
La maestrìa narrativa de Paul Auster se une a las impactantes fotografìas de Spencer Ostrander en un libro que mezcla biografìa, anécdotas históricas y un análisis certero de los datos. Un paìs bañado en sangre abarca desde el origen de Estados Unidos, marcado por el conflicto armado contra la población nativa y la esclavitud de millones de personas, hasta los tiroteos masivos que dominan la actualidad informativa, en un cìrculo vicioso que se alimenta a sì mismo.
ENGLISH DESCRIPTION
Among its victims are men, women, teenagers, children, and even babies. The massacres have taken place in churches, schools, movie theatres, and at rock concerts. Auster establishes how America's love affair with guns goes all the way back to the arrival of the first British settlers - guns in hand - who used these guns to eradicate the Native Americans who occupied the country. This history of carnage continues to this day.
Interwoven into the text are photographs taken by Spencer Ostrander of the locations of the mass killlngs - which serve as mute testaments to the lives that have been lost.Guns have become one of the issues dividing America today, but Auster doesn't take sides. The book is a plea for both sides to find a way of avoiding more death and grief.
Accompanying Auster's text is a series of photographs of the locations of these mass killings. There are no bodies - only the empty spaces which stand as mute memorials to the lives that have been lost.