Publisher's Synopsis
Aunque la teoría del mesmerismo esté aún envuelta en dudas, sus sobrecogedoras realidades son ya casi universalmente admitidas. Los que dudan de éstas pertenecen a la casta inútil y despreciable de los que dudan por pura profesión. No hay mejor manera de perder el tiempo que proponerse probar en la actualidad que el hombre, por el simple ejercicio de su voluntad, puede impresionar a su semejante al punto de sumirlo en un estado anormal cuyas manifestaciones se parecen estrechamente a las de la muerte, o por lo menos en mayor grado que cualquier otro fenómeno conocido en condiciones normales; que, en ese estado, la persona así influida utiliza sólo con esfuerzo y en consecuencia débilmente los órganos exteriores de los sentidos y, sin embargo, percibe con agudeza y refinamiento, y por vías presuntamente desconocidas, cosas que están más allá del alcance de los órganos físicos; que, además, sus facultades intelectuales se hallan en un maravilloso estado de exaltación y fuerza; que las simpatías con la persona que así influye sobre ella son profundas, y, finalmente, que su susceptibilidad de impresión va en aumento gradual, al tiempo que en la misma proporción, se extienden y acentúan cada vez más los peculiares fenómenos producidos. Whatever doubt may still envelop the rationale of mesmerism, its startling facts are now almost universally admitted. Of these latter, those who doubt, are your mere doubters by profession-an unprofitable and disreputable tribe. There can be no more absolute waste of time than the attempt to prove, at the present day, that man, by mere exercise of will, can so impress his fellow, as to cast him into an abnormal condition, of which the phenomena resemble very closely those of death, or at least resemble them more nearly than they do the phenomena of any other normal condition within our cognizance; that, while in this state, the person so impressed employs only with effort, and then feebly, the external organs of sense, yet perceives, with keenly refined perception, and through channels supposed unknown, matters beyond the scope of the physical organs; that, moreover, his intellectual faculties are wonderfully exalted and invigorated; that his sympathies with the person so impressing him are profound; and, finally, that his susceptibility to the impression increases with its frequency, while, in the same proportion, the peculiar phenomena elicited are more extended and more pronounced.