Publisher's Synopsis
1887.: ... IX Izquierdo entro con una botella de cerveza y detras el mozo del cafe de Gallo con un grande de limon, ponchera y copas. "La senora-- dijo el queriendo ser amable, --va a tomar un vasito de cerveza con limon. -- Quite usted alla!--replico la dama.--Yo no bebo esas porquerias. Se lo agradezco... A Fortunata la invitaron tambien; pero ella no quiso tampoco tomarlo, y pidio leche. Ballester, atento a serle agradable, mando a Encarnacion por la leche, y Guillermina se despidio para retirarse en el momento en que entraba Placido, que habia subido presuroso y lleno de oficiosidad a ponerse a sus ordenes. Segismundo observaba a su amiga, y a la verdad, no le parecia su estado muy catolico. El falso gozo que la hacia reir a cada instante no era buena senal, y hubiera el deseado que hablase menos. Pero todo se volvia contar el lance con Aurora, dandole proporciones tragicas, y una vez concluido, lo empezaba de nuevo, revelando contra la que fue su amiga una sana implacable. Ballester la contradecia suavemente, recomendandole la prudencia, la tolerancia y el perdon de las injurias. No sabiendo ya que decirle, llego hasta sacarle el ejemplo de Maximiliano, que llevaba con tan cristiana mansedumbre el cargamento de sus agravios. La diabla, al oir esto, se reia mas, diciendo que su marido era un santo, un verdadero santo, y que si le canonizaban y le ponian en los altares, ella le rezaria y le escupiria. Esto no lo oyo Rubin, que a la sazon estaba jugando a las damas con Izquierdo. Trajeron la leche, y cuando Encarnacion se la servia a su ama, esta vio que habian caido dos moscas; le entro mucho asco y puso a la chiquilla como hoja de peregil, llam..."