El Dogma Del Sentido

En El Dogma del Sentido, Héctor Martínez expone que la filosofía occidental, desde Platón y Aristóteles, se ha desarrollado en torno a la exigencia existencial según la cual si la vida tiene valor, entonces debe tener sentido. Su sentido es su valor. Esta exigencia de sentido, como demanda exclusiva del ser humano, no ha sido cuestionada a lo largo de la historia de la filosofía debido al prejuicio lingüístico del pensamiento: el prejuicio de una filosofía que empieza a pensar con palabras y acaba tomando las palabras y su significado (sentido) como objeto de su filosofar; una filosofía que empezó preguntándose por la realidad, se desvió al intentar explicar la realidad, y al final entendió que el sentido del discurso lingüístico con el que explica la realidad es la respuesta a la primera pregunta. Desde entonces explicación y significado han ido unidos como sustitutos de la realidad, porque cada vez que hablamos de la realidad utilizamos palabras y sus significados con los que buscamos consuelo. El sentido solo ha sido cuestionado en sus diversas manifestaciones nombradas (religiosas, antropocéntricas, científicas...), pero la demanda de sentido, que surge del miedo a la muerte, ha permanecido. El autor la contrapone a una actitud vitalista que da valor a la vida en sí misma, sin desplazar su fundamento fuera de la vida y del momento presente en que se desarrolla .A lo largo de este breve ensayo, además de convocar nombres conocidos (Sócrates, Platón, Aristóteles, Nietzsche, Marx, Bergson o Heidegger), apoya su reflexión principalmente en pensadores menos conocidos o marginales como Wessel Zapffe, George Canguilhem, Ayn Rand, Giorgio Colli, Rudiger Safranski o E. M. Cioran.